jueves, 11 de noviembre de 2010

Basil Bernstein


El británico Basil Bernstein (1924-2000) fue uno de los intelectuales más destacados del campo de la sociología de la educación. Nacido en el este de Londres, se desempeñó tempranamente como docente de las más dispares asignaturas: desde matemáticas hasta mecánica del automotor, lo que le permitió acumular una experiencia que -concluida su formación universitaria como sociólogo y linguista- terminaría procesando hasta derivar en la elaboración de una teoría sobre el lenguaje y la sociedad.
A mediados de los setenta, con la publicación de la voluminosa obra de "Clases, códigos y control", Bernstein redondearía su concepción acerca del lenguaje que circula y se constituye territorio de disputa en el ámbito escolar. Los conceptos de "código elaborado" y "código restringido" han sido por lejos los que alcanzaron mayor difusión al punto de que sigan siendo citados por investigadores provenientes de la sociología, la educación y la lingüística.

 
Al analizar el lenguaje de los estudiantes de los sectores populares y de las clases medias advertía diferencias que eran el producto de la división social del trabajo, del origen familiar y de la relación que cada clase social entabla con el sistema escolar. Para Bernstein, el lenguaje de los hijos de la clase trabajadora se caracteriza por ser un código restringido. Tal restricción o limitación se advierte en el hecho de que ese lenguaje depende fuertemente del contexto y se caracteriza por ser particularista o subjetivo. En la expresión tanto oral como escrita, el código restringido sobreabunda en expresiones deícticas (aquellas palabras que remiten al contexto: yo, aquí, ahora, este, ese, aquel; que requieren de la situación comunicativa para completar su significación) y subjetivas (es decir, no compartidas por el resto de los hablantes). Se podría decir -para simplificar- que es un lenguaje coloquial familiar del cual sus usuarios se ven imposibilitados de salir para ingresar en el lenguaje escolar o académico. El código restringido está directamente relacionado con la inscripción de los sectores populares en la división social del trabajo. No resulta casual, entonces, la existencia de un código restringido para una clase social que está directamente atada a la producción.
Los estudiantes de las clases medias, por el contrario, tendrían un código elaborado -no dependiente del contexto y universalista- que coincide con el lenguaje de una clase social que participa en actividades administrativas, comerciales o profesionales.
De esto se deriva que mientras los estudiantes "restringidos" naufragan en el aula y en su formación escolar -son los que desertan en alguna de las etapas-, los "elaborados" navegan como peces en el agua, en tanto que su habla y escritura coinciden con las de sus maestros y las de su escuela.

La perspectiva de Bernstein se vincula con la de otro sociólogo, Pierre Bourdieu, quien arriba a conclusiones similares al analizar el sistema educativo francés en un libro también clásico: "La Reproducción". Más allá de las diferencias que uno y otro han advertido entre sus teorías, lo cierto es que el núcleo de su reflexión revela que el sistema educativo funcionaría no tanto como un instrumento de emancipación o iluminación sino más bien como un mecanismo de reproducción: deja pasar a quien ya poseía un código elaborado y lo premia con titulaciones, e impide la entrada a todo aquel que no hable/escriba como debe hacerse en el universo cultural de la escuela.
        

Su Teoria
La teoría de Basil Bernstein fue muy discutida. Y no sólo por su carácter reproductivista sino más bien porque algunos autores la han leído como un concepción prejuiciosa de los trabajadores. Hablar de código restringido implicaría deslegitimar el lenguaje popular. Bernstein se defendió en numerosas ocasiones contra estas impugnaciones que pretendían inscribir su pensamiento en una teoría del "déficit cultural". Argumentaba que su intento pasaba por articular lenguaje y clases sociales, para advertir que la división del trabajo es la que produce estas desigualdades y no su teoría. Y que, en todo caso, es la escuela la que deslegitima el lenguaje popular.
Al margen de la discusión, tales conceptos -código elaborado y código restringido- ¿siguen siendo operativos? ¿Pueden aportarnos algo como docentes en nuestra tarea en el aula?
No resulta fácil responder a estas cuestiones. De los setenta para acá, la crisis social mundial y, particularmente la Argentina, tienen como una de sus manifestaciones un creciente empobrecimiento cultural y educativo. Para decirlo de otro modo: ¿dónde estaría hoy el código elaborado? Si formuláramos esta pregunta a los docentes que reciben a los ingresantes de la primaria, el secundario, el terciario y el Ciclo Básico Común, podríamos adelantar la respuesta. En ningún lado. Las bajísimas competencias de los estudiantes -notorias hasta el escándalo en el nivel medio y universitario- se revelan en un lenguaje cada vez más restringido, dependiente de contextos cada vez más reducidos -el grupo de amigos o la tevé-, altamente subjetivo, notoriamente limitado a la hora de leer a un libro, a un filme de alguna complejidad, a una exposición oral que supere los tres minutos. Es decir, limitados para acceder a la cultura. A los jóvenes de los sectores populares y de las clases medias empobrecidas -leyes de educación, desocupación y devaluación mediante- se los ha arrojado a este territorio casi mudo, balbuceante, como si la cultura no les perteneciera o como si, parafraseando una vieja publicidad, para pertenecer fuera necesario disponer de todos los privilegios.



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